La carta decía así:

Aunque no eran muy claras las letras por el papel tan viejo y manchado en algunas partes, el mensaje parecía claro para Mario, Rocío la mujer de su vida lo sigue amando, y quizá esperando…
Pero las sorpresas no terminan ahí, al respaldo de una de las fotos de Rocío, había un número telefónico colombiano. Mario no se quedó con la duda y marcó inmediatamente, pero no le contestaron tal vez por la hora, pues ya era media noche.
Al otro día, muy temprano, Mario volvió a insistir:
- Alo, Buenos Días
¿Alo?, ¿Alo?
- ¿Con quién hablo?, dice Mario
- Con Rocío, ¿a quién necesita?.
- Rocío???, dice Mario con asombro
- Si… Pero hable duro, no escucho bien…
Mario se quedó totalmente mudo en la línea un rato y Rocío colgó pues nadie le hablaba.
Tan sólo pudo decirle dos palabras a Rocío después de tanto tiempo. Mario tuvo que tragarse sus ganas de hablarle, de explicarle tantas cosas, de decirle que todavía la amaba, pues él no olvidaba la muerte de su hijo y tenía muy claro que si le hablaba, ella inmediatamente le iba a preguntar por él. Pero en el fondo sentía tranquilidad pues tenía su número y podía llamarla a cualquier hora para oír su bonita voz.
NOTA: El poema lo midifiqué, por la cuestión del genero.
2 comentarios:
primero mi niña, los poemas de otros no se pueden ir modificando así como así. Segundo, me parece que está muy bien lo del dato, pero seguimos con el mismo problema en la redacción y en los tiempos narrativos.
Sólo le cambié el "ser franca y saber que sos franco".
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