jueves, 6 de septiembre de 2007

Historia

Desgracia

Después de tantas horas de trabajo, casi a las 10:00 de la mañana, Mario sale a tomarse un café. Leyendo el periódico recuerda aquella llamada extraña del sábado pasado, y su cabeza se empieza a llenar de curiosidades, preocupaciones y extrañezas, pues desde ese momento su puesto y su nombre están en peligro.

De vuelta al trabajo, la persona que está a cargo de él le dice que la jornada se extenderá por que hay reunión de última hora… en la reunión se tocaron temas comunes, se presentaron nuevos clientes y al final, ya cuando las personas se estaban yendo y Mario también, hablaron de un nuevo grupo de ingenieros químicos que van hacer parte del equipo de la empresa, entre ellos un tal Mario…

Ese mismo día Mario recibe una llamada:

Mario: Buenas Noches!!

Juan: ¿Qué tal?

Mario: Otra vez usted…

- Qué quiere ahora…¿Dinero?

- ¿Cuánto quiere?

Juan: (Risas) Tranquilo, yo no necesito de su cochino dinero..

- Lo llamo para decirle que si vivo en Nueva York, y que..

Mario: ¿Dígame de una vez por todas que quiere?

- ¿Cómo se llama usted?

Juan: ¿Me va dejar hablar?

Mario: (silencio)

Juan: Tiene una semana para renunciar al trabajo

Mario: ¿Por qué razón?

- ¿Qué es lo que pasa?

Juan: Hágame caso, o quiere salir por la puerta trasera de la empresa?

Mario: Usted no me puede pedir eso, yo no lo conozco a usted y además llevo mucho tiempo trabajando ahí, desde que vivía en Colombia.

Juan: Ahhhhhhh!!!!, trabajaba en lo mismo en Colombia…

- Mire, no me dé explicaciones, porque me lleno de más motivos. Haga caso y pórtese bien..

Mario: A mí no me amenace que usted no me conoce!!!

- Coma mierda más bien!

Juan: Cuidado con lo que dice!,

- yo lo sé todo sobre usted, he sido su vecino y usted ni cuenta se ha dado…

- Hablamos...

Después de la llamada su genio se descompuso. Pero algo si tenía claro Mario y era continuar con su trabajo.

Así transcurrió la semana; de amenaza en amenaza, después las cosas se fueron sobre pasando, Mario empezó a recibir mensajes de texto en su celular y correos electrónicos con mensajes. A partir de ahí, Mario comenzó a sospechar que este personaje estaba en su entorno, que su presencia estaba más cerca de lo que él creía y que podía ser su vecino, alguien del trabajo o tal vez un amigo.

Su tención aumentó, las horas de trabajo se le hacían eternas cada quince minutos miraba su reloj de bolsillo, no veía la hora de salir. En el fondo Mario tenía miedo a ser descubierto por la policía, pues su trabajo era algo ilegal y él no quería derrumbar todo lo que había conseguido en tantos años, por eso su resistencia a las ordenes de “Juan”.

Después de quince días, Mario decide ponerle fin a la situación. Aprovechando el entorno social en el que se envolvía en su trabajo, por medio de un amigo contrata a un matón profesional que se encarga de seguir las pistas de este personaje, ubicarlo y después de dar con su paradero; matarlo.

En una semana, con la ayuda del matón, se obtienen unas pistas del personaje como su contextura, físico y dirección de casa. Al comienzo la investigación parece lenta, pues Mario confía en el matón.

El lunes en la mañana Mario recibió una carta. Era la carta de despido. Las razones sobraron… El famoso personaje trabajaba en la misma empresa y tenía buenas relaciones con el “socio” mayor, pues de esta forma logró su despido.

Antes de irse, al recoger sus cosas, ingresó a escondidas a los archivos dónde hay información del personal y empezó a buscar uno por uno, pero su tiempo no alcanzó pues la gente comenzaba a llegar, así que tomó los que pudo y se los llevó para su casa..

La noche transcurrió así, buscando en cada página del archivador, foto por foto y mirando datos personales haber si uno de esos coincidía con lo que él sabía. Mario al no encontrar nada decide llamar al matón y darle la orden, en este momento ya no le importa nada. Su búsqueda fracasó. “Quería verle la carota antes de morir..Pero ya que…” Dijo Mario.

De muchas sorpresas fue su último día en la empresa…Cuando devolvió los papeles lo llamaron al celular:

Mario: ¿Aló?

Matón: Jefe, la vuelta está hecha

Mario: Muy bien, usted me quita un peso de encima.

Matón: Confirmado: El man si era de la empresa y estaba joven, no pasaba de los treinta

Mario: ¿Como así?, ¿le sacó la billetera?

Matón: Si, por ahí la tengo, y una agenda también

Mario: No lo vaya a botar!!!!!!!

Matón: Tranquilo!, yo se lo dejo en su apartamento…

Al entrar a la oficina de archivo se encuentra con otros documentos de algunas personas nuevas en la empresa y encuentra uno que coincidía con los datos que le habían dado. Decía que se llamaba Juan Torres y tenía 23 años. Mario toma las carpetas y se va.

En su casa encuentra la billetera y la agenda de Juan. Después abrió la billetera y encontró que los datos coincidían con el nombre pero eran falsos, la ciudadanía y el documento eran ilegales. Inmediatamente mira la agenda y encuentra teléfonos, direcciones y unas fotos.. Mario al ver que en la agenda no había nada más vuelve a buscar y revisa las fotos. Su cara se llena de asombro y su corazón se aceleró al ver que en una de ellas estaba Rocío Aldana; la mujer de su vida. Su mente se bloqueó por unos minutos. Mario desesperadamente saca todos los documentos de la billetera y encuentra la cédula de Juan, que no era Juan sino Mario Aldana, su hijo.


2 comentarios:

Estructuras Narrativas dijo...

Aquí podría acabarse toda la historia, creo que hay que indagar muy bien las razones que tuvo su hijo para intentar vengarse de una forma un poco peliculera.

Evelyn dijo...

Adriana gracias por las observaciones, sobre todo por lo del manejo del tiempo en la historia!!!